(Por Fernando Mata y Darián Mata)
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Ser neurofeliz no significa que la vida sea perfecta, sino reconocer que la vida vale la pena vivirla a pesar de las adversidades, los desafíos, las vicisitudes y las frustraciones.
Dado que nuestro cuerpo somatiza los pensamientos negativos causando dolores del cuerpo «molestias físicas tales como fatiga, dolores de cabeza, dolores de espalda, taquicardia» y/o dolores de la vida «dolores psicológicos tales como sentimiento de culpa, sensación de vacío, infelicidad, sentimiento de inferioridad, sensación de fracaso», es importante trabajar nuestra habilidad, para cambiar emociones, conductas y pensamientos de negativos a positivos.
La siguiente historia refleja la lucha interna que tenemos entre emociones, conductas y pensamientos negativos vs positivos.
“Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía: «Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión». El nieto preguntó: «Abuelo, dime, ¿cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?» El abuelo contestó: «Aquel que yo alimente. »”(https://lamenteesmaravillosa.com/dos-lobos-en-el-corazon/)
Como seres humanos, para mantener nuestra paz interior y ser neurofelices, necesitamos comprender la tríada de la que estamos compuestos: cuerpo, mente y espíritu
I) La Tríada: Cuerpo, Mente y Espíritu
‘Orandum est ut sit mens sāna in corpore sānō’ que se traduce como ‘oremos por una mente sana en un cuerpo sano’. Un cuerpo sano ayuda no sólo a mantener una mente sana sino a tener una mejor calidad de vida. Y una mente sana estimula a tener pensamientos positivos y a tener un espíritu fortalecido que nos impulsa a buscar nuestro sentido de la vida, a emprender el camino de la realización personal y a superar crisis como la provocada por esta pandemia.
Los malos hábitos, el estrés y factores externos que no podemos controlar, como la contaminación, dañan nuestra salud y bienestar en general. Recuerda que tener un estilo de vida saludable ayuda mantener al cuerpo funcionando al 100%. Asegúrate de dormir adecuadamente, comer sanamente y ejercitarte para mantener un peso estable y disfrutar plenamente de tu vida.
La espiritualidad es la que nos pone en contacto con nuestra verdadera esencia, es mirar hacia el interior. Esta pandemia nos está obligando a conocernos a nosotros mismos, nuestras luces y sombras. Entre más seamos capaces de ahondar y explorarnos a nosotros mismo, más podremos desarrollar pensamientos positivos, ser Neurofelices y así salir airosos de esta crisis. Conocerse a uno mismo es fundamental para ser felices e influir positivamente en las personas que nos rodean.
El fortalecer la espiritualidad nos ayuda a navegar entre nuestros enigmas gestionando de mejor manera nuestras emociones lo cual nos permite alcanzar un mayor grado de conciencia, de seguridad y de libertad.
Cuento Tibetano: Cuerpo — Mente — Espíritu
– Cuentan que un hombre mayor que había recorrido años y kilómetros en la búsqueda del camino espiritual, se topó un día con un monasterio perdido en las sierras.
Al llegar allí, tocó a la puerta y pidió a los monjes que le permitieran quedarse a vivir en ese lugar para recibir enseñanzas espirituales.
El hombre era analfabeto, muy poco ilustrado, y los monjes se dieron cuenta de que ni siquiera podría leer los textos sagrados, pero al verlo tan motivado decidieron aceptarlo.
Los monjes sin embargo, comenzaron a darle tareas que, en un principio, no parecían muy espirituales..
-”Te encargarás de barrer el claustro todos los días” -le dijeron
El hombre estaba feliz. Al menos, pensó, podría reconfortarse con el silencio reinante en el lugar y disfrutar de la paz del monasterio, lejos del mundanal ruido.
Pasaron los meses, y en el rostro del anciano comenzaron a dibujarse rasgos más serenos, se lo veía contento, con una expresión luminosa en el rostro y mucha calma.
Los monjes se dieron cuenta de que el hombre estaba evolucionando en la senda de la paz espiritual de una manera notable. Un día le preguntaron:
-”¿Puedes decirnos qué práctica sigues para hallar sosiego y tener tanta paz interior?”
-“Nada en especial. Todos los días, con mucho amor, barro el patio lo mejor que puedo. Y al hacerlo, también siento que barro de mí todas las impurezas de mi corazón, borro los malos sentimientos y elimino totalmente la suciedad de mi alma”.
De este modo el hombre se fue tornando un ejemplo para los monjes, quienes comenzaron a admirarlo y a ofrecerles tareas más importantes, pero el anciano prefirió seguir barriendo las impurezas. Y cuentan que un día su corazón quedó tan limpio y puro que despertó a la conciencia universal, y, aun así, continuó barriendo. (www.caminosalser.com/)
“Hay dos maneras de difundir la luz, ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja” — Lin Yutang
Un hábito que deberíamos tener y que nos ayudará en cualquier situación es detenernos en el camino y hacer una reflexión profunda hacia nuestro interior.
¨No somos seres humanos en busca de una experiencia espiritual, sino seres espirituales sumergidos en una experiencia humana¨. (Teilhard de Chardin)
Donde reside el miedo también existe el amor. Para superar esta crisis, generar pensamientos positivos, cultivar nuestra paz interior, y buscar nuestra felicidad es fundamental refugiarnos en dar y recibir amor.
II) La Dualidad Amor-Miedo
Existen dos energías antagónicas en el universo, la dualidad amor-miedo. Si el amor existe, el miedo existe. La regla del mundo dual en que vivimos, entre más amor menos miedo.
La aspiración más grande, profunda y arraigada del ser humano, es dar y recibir amor. El amor es un ingrediente clave como fuente de felicidad. ¿Cómo entender el amor?
Como un sentimiento intenso del ser humano que necesita y busca el encuentro con otros seres, a quienes se le desea todo lo bueno. Si obtenemos reciprocidad de esos otros seres en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
La intención no es eliminar el miedo por completo ya que nos es necesario. El miedo es lo que nos protege y en muchas ocasiones salva de situaciones peligrosas. El miedo es un sentimiento natural del que nadie jamás se ha podido librar y es una de las mejores o peores cosas que puede sucedernos. Todo depende de nosotros. Es importante que el miedo que sentimos lo dejemos ser, que lo comprendamos, pero que no lo nutramos.
Cuento el Amor y el Miedo
Dicen que en el inicio de los tiempos sólo existían dos emociones, el amor y el miedo, que vivían en un maravilloso oasis donde tenían todo lo que necesitaban. Solían estar juntos, y Miedo se encontraba muy bien cuando estaba con Amor.
Amor siempre quería expandirse, salir del oasis e ir más allá, conocer nuevas tierras; en cambio Miedo, ante esa idea, solía decir que sería mejor quedarse allí donde no les faltara de nada, y que fuera del oasis, seguro que había lugares y seres peligrosos que nada bueno les podían deparar.
Amor insistía en que necesitaba expandirse, que aquel oasis se le quedaba muy pequeño, mientras que Miedo prefería quedarse ahí donde tenía todo cubierto.
Un día Amor decidió que se marcharía de aquel oasis, aunque fuera sin la compañía de Miedo, y así lo hizo.
Miedo se quedó solo. No le gustaba la idea de que Amor se fuera, pero prefería quedarse en la seguridad de su oasis que seguir a Amor y arriesgarse a lo que en su compañía pudiera suceder.
Hasta entonces Miedo no sabía de la existencia de más presencias por aquella zona, hasta que un día, empezó a echar mucho de menos a Amor. La recordaba constantemente, e incluso lamentaba no haberse ido con ella, pensaba que tal vez la habría perdido. Miedo no tenía ganas de hacer nada, pasaba mucho tiempo tumbado y a veces lloraba. Fue entonces cuando apareció una nueva compañía, se llamaba Tristeza.
Al principio a Miedo le gustó que Tristeza estuviera por allí, porque al menos no estaba solo, pero pronto se dio cuenta que por un tiempo su compañía estaba bien, pero que no le gustaba que se quedara demasiado. Entonces, empezó a quejarse. Decía que Amor había hecho mal marchándose y dejándole solo, que aquello no había estado bien y que Tristeza le resultaba molesta. Fue entonces cuando apareció otra presencia, esta se llamaba Enfado.
Al principio a Miedo también le gustó que estuviera Enfado ya que tenía mucha energía, le hacía moverse e incluso verse con dominio y poderoso, pero al poco tiempo Miedo se encontraba agotado.
El oasis empezó a ser un lugar menos mágico, la vegetación se empezaba a marchitar, ya no había tanta agua e incluso el sol parecía brillar menos.
Miedo, Tristeza y Enfado tenían muchos conflictos entre ellos, y se sentían tremendamente confundidos viviendo todos en el mismo oasis.
Un día Amor volvió, quería volver a ver a Miedo y saber cómo se encontraba. Tenía tantas ganas de contarle todo lo que había conocido, y hasta donde había llegado. Cómo en todas partes le habían recibido con los brazos abiertos, quería contarle que en realidad todo el mundo era un oasis, y podía tener todo lo que necesitan aun fuera de ahí. Y que el mundo de fuera no estaba lleno de peligros como creía Miedo.
Pero al llegar al oasis, Amor encontró que no estaba como lo había dejado, las plantas estaban marchitas, el sol no brillaba como antes, se había convertido en un lugar oscuro y seco.
Encontró a Miedo, muy desmejorado y discutiendo con Enfado y Tristeza. Al ver a Amor se le iluminó la cara, y se fundieron en un gran abrazo que devolvió la luz al oasis y a Miedo, y sin saber cómo, no volvieron a ver ni a Tristeza ni a Enfado, y Miedo se encontraba perfectamente en compañía de Amor.
Desde entonces cuentan que en esta vida solo hay dos emociones básicas, el amor y el miedo, y que el miedo crece con la falta de amor.
La Tristeza y el Enfado fueron creaciones de Miedo y cuando estas aparecen en la vida, a veces rascando mucho se puede encontrar a Miedo.
También dicen que cuando Amor volvió al oasis, por allí por donde pasó la siguen echando de menos. Y que las personas continúan haciendo muchas de las cosas en su día a día buscando a Amor; y conocieron a Miedo cuando pensaban que no volverían a encontrar a Amor.
“En la vida como en el oasis, tenemos todo lo que necesitamos, el sol, las plantas, el agua, el aire, y el amor.” (www.elmundodelasemociones.es/Weblog/cuento-el-amor-y-el-miedo)
III) Vibrando con las Emociones
El ser humano vibra con las emociones. El miedo, es la emoción de más baja vibración. El odio, la envidia, la ira, la ansiedad se generan cuando vivimos en la vibración del miedo. Dado que el universo vibra, está en nuestras manos decidir vibrar en el amor con pensamientos positivos y siendo empáticos con nuestro prójimo o vibrar en el miedo y promover los pensamientos negativos que conducen a la destrucción, a las guerras, a los pleitos y al caos.
Tanto el amor como el miedo van a estar siempre presentes. Tenemos la libertad de a quien escuchar y con quien vibrar. Vibrar en el amor nos puede conducir a no sólo estar en una zona de aprendizaje, sino inclusive una zona de crecimiento para desarrollar nuestro potencial.
Una Zona de Miedo es donde nos quejamos a menudo, compramos compulsivamente, contagiamos emociones de miedo e ira, nos irritamos con facilidad, tenemos mucha ansiedad, nos enfocamos en lo negativo de lo que nos sucede.
Una Zona de Amor comprende la Zona de Aprendizaje y la Zona de Crecimiento. En la Zona de Aprendizaje es donde identifico mis emociones, tomo conciencia de la situación y pienso en cómo actuar, comienzo a dejar ir lo que no puedo controlar, mejoro mis hábitos dejo de consumir lo que me hace daño (alimentos, noticias, substancias nocivas). En la Zona de Crecimiento, una vez comprendida la Zona de Aprendizaje, vivo el ahora, busco adaptarme a los cambios, encuentro un propósito, me mantengo alegre y contagio energía positiva, soy agradecido por todas las bendiciones que tengo, soy solidario y pongo mi talento al servicio de los demás, me concientizo de que es más importante como reacciono que lo que me sucede, practico la paciencia y la paz interior. Próximamente: ¿Y tú dónde quieres estar, en una Zona de Miedo o en una Zona de Amor?
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